lunes, 18 de julio de 2011

Los secretos del soufflé

Realizar con éxito un soufflé, conseguir que la mezcla suba en el horno, que presente un aspecto dorado en su superficie y un tacto suave y esponjoso en su interior, depende de un conjunto de factores simples en apariencia, pero absolutamente decisivos de cara al resultado final.


Sea cual sea la receta, resulta sumamente importante medir con exactitud los ingredientes. De la adecuada proporción en que se mezclen los mismos, de su equilibrio general, dependerá la armonía del plato. Si quieres evitar sorpresas, sigue los pasos, en cada caso, la máxima atención.


La altura que alcance un soufflé, su suavidad y ligereza, dependen directamente de la perfección con que se hayan montado las claras de huevo. Tanto si las bates a mano como si te vales de un aparato mecánico, es requisito que consigas un punto de nieve firme.


La temperatura del horno es, asimismo, un factor fundamental. Enciende el horno un cuarto de hora antes de iniciar la preparación. Sólo cuando este alcance la temperatura requerida deberás introducir el recipiente del soufflé. Para evitar desfases es aconsejable no realizar el batido de las claras hasta que el horno pueda utilizarse.


Un vez cocido, el soufflé debe servirse inmediatamente. Lejos del calor se desinfla al poco tiempo, pierde apariencia y parte de su delicada textura. Una degustación correcta exige que los comensales esperen a que el plato esté concluido, y nunca al revés.


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